Disponer del ADN de los familiares fallecidos ofrece la posibilidad a las familias de estudiar enfermedades hereditarias que pudieran aparecer, prevenir patologías o dolencias e incluso servir como prueba judicial en caso de litigio.
Ambas entidades señalaron que para la realización de un diagnóstico genético es necesaria una muestra de ADN de familiares, por lo que la obtención y custodia de una muestra de un familiar fallecido, sobre todo si se sospecha de la existencia de una enfermedad con componente genético, puede ser de gran utilidad para el resto de familiares directos.
Afirmaron que en caso de que el fallecido fuera enterrado, disponer del ADN "evitaría un sufrimiento innecesario para las familias que se ven obligadas a exhumar los cadáveres de sus parientes, cuando por causas de salud o pruebas judiciales así lo requieran".
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